La economía vasca crecerá el 6,7% en 2021 y el 5,7% en 2022, según las previsiones del Gobierno Vasco
El Departamento de Economía y Hacienda del Gobierno Vasco ha actualizado en su Informe Trimestral las previsiones de crecimiento de la economía vasca estableciendo un crecimiento del 6,7% en 2021 y del 5,7% en 2022, una tasa muy robusta aún. Estos datos muestran el efecto de las restricciones derivadas de la segunda ola -tras el verano- y tercera ola -tras la Navidad- de contagio, que han desplazado en el tiempo el calendario de la recuperación.
“A finales de 2022 habremos superado ampliamente, en más de un 2%, el umbral del PIB perdido en 2020. Si en la anterior recesión necesitamos 8 años para recuperar el PIB previo a la crisis, en este caso lo recuperaremos en 3 años”, ha explicado en el Parlamento Vasco el Consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu.
La evolución trimestral del PIB apunta a una tasa interanual en el primer trimestre del -2,5%, que mejora en cinco puntos el dato del cuarto trimestre, con una intertrimestral del 0,5%, igual a la del cuarto trimestre. A partir de ahí, en el segundo trimestre se producirá un incremento interanual extraordinario, del 17,8%, al compararse con el periodo de 2020 en el que el confinamiento fue más estricto.
Los trimestres posteriores indican también incrementos elevados, pero menores, con un máximo en el primer trimestre de 2022 (8,2%), fecha a partir de la cual las tasas se irán moderando hasta el 2,8% que se espera para el cuarto trimestre del año próximo.
En materia de empleo, la ocupación, en términos de la PRA, aumentará un 1,5% el presente año y un 1,7% el próximo. Es decir, se generarán 13.600 empleos en 2021 y 15.800 en 2022.
La tasa de paro no se ha resentido tanto como podía pensarse dada la extraordinaria caída que sufrió la producción en 2020, y de hecho, se situó en media anual en el 10,5%, menos de un punto por encima del dato de 2019 (9,8%). Gracias a ello, se irá reduciendo hasta el 10,1% en 2021 y el 9,5% en 2022. Estas previsiones están sujetas a la eficacia de la vacunación para las cepas actuales y las posibles mutaciones que aparezcan en el futuro.
Desde el punto de vista de la demanda, se anticipa un equilibrio entre la demanda interna y la externa. Esta última puede restar algunas décimas al crecimiento en los primeros trimestres de este año, pero el saldo medio del año estará cerca de la posición neutra que ha mostrado en los últimos años. Para el año próximo, podría incluso aportar alguna décima al crecimiento de la economía vasca, aunque no será una cifra importante.
El consumo privado crecerá con fuerza a partir del segundo trimestre y dará respuesta a la demanda embalsada que se ha generado durante el último año. Sin embargo, en este escenario se prevé que el incremento del consumo privado no igualará al del PIB, por lo que la pandemia dejará una huella en las familias, en forma de una opción por el ahorro por precaución superior al que tenían en periodos previos a la pandemia.
El consumo público ha jugado un papel decisivo a la hora de sostener al conjunto de la economía, con un incremento en 2020 del 4,5%. Ese papel se irá reduciendo a medida que la economía privada retome su pulso, por lo que se anticipa una suavización progresiva de su ritmo de avance, que quedará en el 3,4% este año y en el 1,9% el próximo.
La formación bruta de capital aumentará de forma extraordinaria en los dos años mencionados, con tasas de crecimiento del 8,4% este año y del 6,4% el próximo. En ambos casos, su crecimiento superará al del PIB y eso es una buena noticia, porque la inversión de hoy favorece la creación de riqueza del futuro. Que la recuperación de la economía vasca se apoye en mayor medida en la inversión que en el consumo facilitará un desarrollo más equilibrado y duradero en los años venideros.
La actual previsión indica una recuperación significativa de la industria ya este mismo año, en el que alcanzará un incremento de su valor añadido del 8,3%, una tasa que no ha registrado en los últimos veinte años. Este fuerte impulso de la industria es compatible con los buenos datos que está teniendo el sector en los países europeos, con los que mantiene una estrecha conexión. Para el año próximo, el incremento esperado es del 5,3%, un ritmo todavía robusto.
La construcción conocerá un impulso importante en el bienio, con incrementos del valor añadido del 5,9% y del 5,0% en los dos años de referencia. La fortaleza de la inversión servirá de arrastre a la actividad de este sector.
A pesar del cierre de la hostelería y la restauración en varios momentos de 2020, en el conjunto de ese año los servicios redujeron su valor añadido en menor proporción que el conjunto de la economía.
Efectivamente, frente al -9,5% del PIB, el sector terciario minoró su valor añadido un 8,5% ese año. La previsión para 2021-2022 es que su crecimiento sea muy similar al del conjunto de la economía. En concreto, crecerá un 6,4% este año y un 5,8% el próximo.
La previsión actual no espera una elevación sostenida de los precios a lo largo del bienio, pero sí anticipa una vuelta a las variaciones positivas de ellos. Así, el deflactor del PIB previsto es del 0,6% este año y del 1,1% en 2022. Son cifras lejanas al objetivo del 2% del Banco Central Europeo y aunque puntualmente se podrán vivir episodios de fuertes subidas por el encarecimiento de la energía, la tendencia de fondo seguirá siendo de subidas moderadas en los precios.
Las hipótesis tenidas en cuenta para la elaboración de este escenario macroeconómico incluyen una recuperación fuerte del entorno de la economía vasca, si bien las tasas interanuales tanto de la OCDE, como de la zona del euro y de España serán todavía negativas en el primer trimestre de este año. A partir de ese momento, se anticipan fuertes subidas. Por otro lado, se prevé que los tipos de interés se mantendrán en zona negativa a lo largo de todo el presente año y que pasarán a ser positivos, pero muy bajos, en 2022.