
Gobierno Vasco, Gobierno español, ACNUR, Cáritas y Jesuitas firman un Convenio para promover una experiencia piloto de Patrocinio Comunitario para la acogida e integración de personas refugiadas
- El modelo de Patrocinio Comunitario permite complementar los programas estatales de reasentamiento e incrementar el número de personas refugiadas mediante la implicación de la sociedad civil, las ONG u otros grupos de interés
- La experiencia piloto está en marcha desde el pasado 26 de marzo y ha permitido acoger a 29 personas refugiadas que integran cinco familias con 16 menores, todas ellas son de nacionalidad siria
- Jonan Fernandez ha afirmado que “mientras aumenta la brecha entre plazas disponibles y refugiados necesitados de ser acogidos, este programa supone una oportunidad. La solidaridad no es un problema, el problema es su ausencia”
Coincidiendo con el Día Internacional de las personas refugiadas, Gobierno Vasco, Gobierno español, ACNUR, Cáritas de Euskadi y la Plataforma de Jesuitas del País Vasco han firmado hoy en Lehendakaritza el Convenio, para el impulso de la experiencia piloto de Patrocinio Comunitario Auzolana II, en materia de acogida e integración de personas refugiadas y beneficiarias de protección internacional.
En el acto de firma del convenio y posterior rueda de prensa han participado Jonan Fernández, Secretario General de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación del Gobierno Vasco; Estrella Rodríguez, Directora General de Integración y Atención Humanitaria del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social; Francesca Friz-Prguda, representante de ACNUR en España; José Emilio La Fuente, Secretario General de Cáritas Euskadi; y Kontxi Claver, Directora de la Fundación Ellacuría, en representación de la Plataforma de Jesuitas del País Vasco.
El Patrocinio Comunitario consiste en la auto-organización e implicación directa de ciudadanos y ciudadanas, ONG, u otros grupos en los procesos de acogida e integración de personas refugiadas. De este modo, los ciudadanos y ciudadanas se agrupan y comprometen a facilitar vivienda y ofrecer apoyo económico, emocional y social durante un periodo establecido, normalmente de un año.
Este modelo permite mejorar cuantitativa y cualitativamente la acogida e integración de personas refugiadas. El Patrocinio Comunitario está inspirado en la experiencia canadiense. El propio Gobierno de Canadá impulsó la Iniciativa Global para el Patrocinio de Refugiados (GRSI por sus siglas en inglés), con el apoyo de la Agencia de la ONU para los Refugiados, para promover este modelo que ya se está implantando en países como Brasil, Argentina, Irlanda, Reino Unido y Alemania.
Proyecto piloto
El proyecto piloto se puso ya en marcha el pasado 26 de marzo, con la llegada a Euskadi de 29 personas refugiadas que integran cinco familias, 16 de estas personas son menores. Todas ellas son de nacionalidad siria y procedían de Jordania. Al llegar a Euskadi, cinco grupos de voluntarios, denominados en el convenio como “Grupos Locales de Patrocinio Comunitario”, se encargaron de su acogida e instalación en cinco municipios: Bilbao, Arrigorriaga, Portugalete, Andoain y Vitoria-Gasteiz.
Anteriormente a su llegada estos grupos tenían preparada una vivienda en cada municipio y un proyecto de trabajo para promover la acogida e integración de estas personas, proyecto validado por el Gobierno español, ACNUR y el Gobierno Vasco.
Los cinco grupos locales de voluntarios cuentan con el respaldo y cobertura de Caritas en Bilbao, Andoain y Gasteiz, y de Jesuitas en Arrigorriaga y Portugalete, que son las encargadas de la coordinación y seguimiento de la experiencia piloto.
Objetivos
La Experiencia Piloto de Patrocinio Comunitario tiene dos objetivos:
-Desarrollar un modelo de acogida e integración de personas refugiadas en el que, mediante fórmulas diversas de asociación, auto-organización e implicación colectiva, la sociedad asume una responsabilidad directa en los procesos de acogida e integración de estas personas.
-Generar sinergias y valor añadido que redunden en la mejora cualitativa de estos procesos con impacto positivo en el logro de su autonomía y de una convivencia armónica en el contexto social en el que se hayan sido acogidas.
Se pretende, asimismo, extraer aprendizajes y conclusiones que puedan volcarse a un proyecto amplio de extensión del Patrocinio Comunitario, tanto en Euskadi como en otras Comunidades Autónomas y que pueda, además, ser presentado como una iniciativa que pudiera replicarse. Por este motivo, la experiencia piloto seguirá en paralelo un proceso de sistematización y evaluación.
Tras la firma del convenio, el Secretario General de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación, Jonan Fernandez ha manifestado que “la filosofía que guía al Gobierno Vasco en esta materia se asienta en dos premisas: primera, pedir y ofrecer un compromiso; y segunda, favorecer espacios de colaboración interinstitucional y social. Este proyecto piloto se asienta en ambas premisas”.
Fernandez ha añadido que “en un momento en el que sigue aumentando la brecha entre el número de plazas disponibles y el número de refugiados necesitados de ser acogidos, este programa supone una oportunidad que canaliza los deseos de la sociedad vasca de ayudar y solidarizarse con aquellos que huyen del conflicto y la persecución en sus países”. Ha finalizado su intervención subrayando que “la solidaridad no es un problema, el problema es su ausencia”.
Este proyecto está en línea con el Pacto Mundial sobre Refugiados, uno de cuyos objetivos es incrementar los programas de reasentamiento y vías legales de entrada a países seguros de refugiados, así como trabajar con este colectivo desde un enfoque multi-actor.
Cifras de desplazamiento forzoso
De acuerdo con los datos presentados ayer por ACNUR en su informe estadístico Tendencias Globales 2018, tan solo 92.400 refugiados de los 1,4 millones de refugiados identificados como altamente vulnerables y en necesidad de ser reasentados, se beneficiaron de estos programas en 25 países de todo el mundo (apenas el 7%). La Agencia de la ONU para los Refugiados reveló ayer que las personas desplazadas por los conflictos y la persecución alcanzó un nuevo récord en 2018 con 70,8 millones de personas, el nivel más alto de las dos últimas décadas.